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No te preocupes, mi perro no hace nada…

Durante mis salidas educando perretes y ayudándoles a superar sus problemas oigo a diario esta frase, da igual en la calle o parque en que me encuentre.

La situación suele ser siempre la misma.  Perro suelto, responsable despreocupado a una distancia a la que no puede controlarlo  (en muchas ocasiones móvil delante de la cara) y en ese momento aparece otro perro caminando atado con su dueño. El perro suelto se acerca al que está atado, unas veces para presentarse, otras para jugar y en alguna ocasión afortunadamente las menos buscando problemas.

Creo que no se es consciente del riesgo que esto supone.

Primero: que tu perro “no haga nada” no significa que el otro tampoco.

            Ayer yo tenía una preciosa sar pei entre manos que tiene miedo a otros perros y su reacción es atacar si sobrepasan su distancia de seguridad. Cuando vi acercarse a lo lejos un perro suelto le cedí la correa a su guía que se comportó con un aplomo digno de mención y me situé por delante de la perra haciéndole señales para que se calmara a la vez que tenía que indicarle al otro perro que no se acercara más sin crear tensión, situación super cómoda y sencilla como podéis imaginar. ¿Dónde estaba el responsable del perro suelto? Pues a una distancia de unos 50 metros tranquilamente con su móvil. Hasta que la dueña no estuvo como a unos 10 metros no se dio cuenta de que había algo en la situación que no funcionaba y entonces me suelta la frase de rigor “no te preocupes no hace nada”.

Segundo: Si tu perro va suelto porque no hace nada, solo puede hacerlo si tú vas pendiente y eres capaz de controlarlo sin la correa (no voy a entrar si además va suelto en un horario y lugar en que puede hacerlo o no)

Tercero: Teniendo en cuenta que un perro atado siempre se siente un poco intimidado por otro que se aproxima suelto, este último sí que tiene que hacer algo que si no le enseñó su madre en su momento tendrás que enseñarle tú y es a aproximarse de forma correcta a un perro desconocido y a no hacerlo si este da muestras de no querer un contacto cercano.

Por favor queridos responsables nuestros compañeros nos esperan pacientemente en casa un montón de horas en la mayoría de los casos solos. Al menos dediquémosle toda nuestra atención durante el paseo juntos y recordemos que aunque nuestro perro no haga nada esto no le salvará de un posible incidente que puede llegar a ser grave si se acerca de forma indiscriminada a cualquier perro y más si el otro va atado.

¿PUEDO TOCAR A TU PERRO?

Esta debería ser la pregunta que tendría que hacer todo el mundo antes de tocar a un perro y por descontado  todos deberíamos ser consecuentes con la respuesta.

Entiendo que a los que nos gustan los perros siempre nos apetezca achuchar a cada peludo que nos encontramos, pero debemos pensar en lo que a ellos les apetece antes que en nosotros.

Si el guía te dice que no:

  • Ahorra comentarios sobre lo sociable o insociable que es el perro. Tú no lo conoces ni a él ni a sus circunstancias.
  • Tocarlo no depende de la raza sino del individuo concreto. Es absurdo y totalmente incierto juzgar al perro por su raza a la hora de evaluar su posible comportamiento. Es la relación del perro con su entorno y las experiencias que ha tenido lo que le define.
  • No depende de tu miedo a los perros sino de los suyos.
  • Si ignoras la respuesta  y el perro no reacciona como tú quieres la culpa será tuya no suya.

Si el guía te dice si:

  • No te acerques al perro corriendo ni por detrás.
  • No intentes abrazarlo nada más llegar.
  • Respeta su espacio. Siempre es preferible que sea él quién inicie el acercamiento.
  • No hagas movimientos bruscos ni lo mires fijamente a los ojos.
  • Ofrecerte de costado. Siempre le resultará menos amenazante que si te presentas de frente.
  • Acarícialo en el costado, cuello y cara mejor que en la cabeza.
  • Nunca dejes que un niño se acerque a tocar un perro sin la compañía de un adulto, independientemente del tamaño que tenga el perro.

Como guías responsables nadie mejor que nosotros para conocer a nuestro perro. Estamos en nuestro derecho de pedir que no lo toquen, será preferible esto a poner a nuestro compañero en una situación incómoda y que pueda producirse un accidente.

Los comienzos

Siempre que me preguntan cuáles son los aspectos más importantes en el adiestramiento de un perro, intento sintetizar lo máximo posible el mensaje y la respuesta en realidad no tiene que ver directamente con lo que entendemos por adiestramiento, sino más bien con la educación. “Socialización y autocontrol de nuestro perro”. Hoy vamos a ver estos dos aspectos de forma  un poco más profunda ya que para mí son fundamentales y nos evitarán en el futuro problemas que pueden llegar a ser complicados y costosos de solucionar.

            La socialización es la etapa más importante en la vida de nuestro perro, de ella dependerá en gran medida cómo se comportará a lo largo de su vida tanto con sus congéneres como con los humanos e igualmente con el mundo que le rodea.

Esta etapa abarca desde las 3 a las 12 semanas. Desde el nacimiento y durante este Periodo es fundamental que pase el mayor tiempo posible tanto con la madre como con sus hermanos con ellos aprenderá tanto las normas de comportamiento entre perros como los principios de autocontrol que le harán un perro sociable.

Entre las semanas 5 y 8 es fundamental que lo expongamos a todo tipo de contactos con humanos, otros animales y situaciones que serán cotidianas en su futura vida.

Es muy importante sacarlo a la calle para que se acostumbre a ruidos, vehículos y objetos de todo tipo, siempre con cuidado ya que aún no tendrá todas las vacunas, por lo que lo ideal es llevarlo en brazos o en una mochila desde la que pueda observar el entorno.

A partir de la semana 12 el perro empieza a tener comportamientos de evitación y aparece el miedo que antes no estaba presente por lo que será más difícil acostumbrarlo a cosas desconocidas.

Si seguimos estas sencillas pautas nos ahorraremos muchos problemas en su edad adulta.

El autocontrol proporciona al perro seguridad sobre sus actos y mejora la respuesta a lo que le pedimos.

Es muy recomendable enseñar a nuestro perro en casa sin barreras físicas a que sitios puede o no entrar sin nuestro permiso, donde puede o no subir o cual debe ser su comportamiento por ejemplo cuando vamos a darle su comida. Igualmente importante es que sepa reaccionar de forma correcta y tranquila ante la interacción con personas y otros perros.

Un perro tranquilo y seguro siempre es un perro feliz.

La conducta destructiva

Seguro que a todos nos suena este comentario: “Mi perro es un encanto se lleva bien con todo el mundo, el único problemilla es que rompe cosas en casa”

            Bajo esta frase podemos encontrar problemas muy distintos y que por lo tanto tienen diferentes soluciones, además cada perro tiene su propia personalidad, así que tendremos que tenerla en cuanta a la hora de afrontar la solución.

Los motivos más comunes por los que nuestro perro rompe cosas son:

  • Es un cachorro.
  • Se aburre.
  • Está estresado.
  • Tiene algún problema fisiológico.

Si nos encontramos ante un cachorro que muestra una conducta destructiva, ante todo dos cosas, paciencia y constancia.

            Paciencia porque los cachorros tienen al igual que nosotros una fase de exploración y conocimiento de su entorno y recordad que ellos no tienen manos, al igual que un bebé humano se lo llevan todo a la boca.

            Constancia porque será nuestra labor ir enseñándole que cosas puede y cuales no usar para morder y jugar, pero será casi inevitable que en el proceso cause algunos destrozos. Es el precio a pagar por tener en casa ese ser encantador que nos roba una sonrisa a cada rato.

            No debemos dejarnos nunca chantajear por sus caras ni sus zalamerías, tenemos que ser pacientes pero firmes para que la información le quede totalmente clara o de lo contrario terminaremos teniendo un dictador en casa que hace en todo momento lo que le apetece y os aseguro que con el tiempo la cosa pierde su gracia y se convierte en un problema que puede llegar a ser serio.

Si nuestro perro ya no es tan cachorro o directamente es adulto y suele hacer de las suyas principalmente cuando se queda solo en casa, la causa puede ser simplemente que se aburre y no encuentra otra forma de canalizar su energía. En este caso tendremos que proporcionarle un enriquecimiento ambiental para que esté distraído y gaste sus energías antes de tumbarse a tomar un descanso mediante juguetes y juegos.

            En estos casos yo siempre aconsejo también un paseo antes de dejarlo solo. Un paseo de calidad que no tiene por qué ser largo, pero sí que haga que nuestro perro se concentre y se “canse” mentalmente. Esto hará que llegue a casa mucho más relajado y con ganas de descansar en su rincón favorito.

Si nuestro perro tiene una conducta destructiva cuando se queda solo porque se estresa y sufre de ansiedad por separación (APS) es muy posible que vaya acompañado de otras conductas no deseables como ladridos, aullidos, micciones y defecaciones en casa. En este caso el problema es bastante más serio y lo más recomendable es ponerse en manos de un profesional no ya por los destrozos, sino porque el bien estar y la salud de nuestro perro puede verse dañada con el tiempo.

Por último y aunque pueden darse más situaciones que habría que valorar tenemos que tener en cuenta que nuestro querido peludo puede tener esta conducta por causas fisiológicas que tendrían que ser siempre valoradas por un veterinario. En estos casos el comportamiento suele aparecer de forma súbita y sin antecedentes previos.